El jueves 13 de Marzo para amanecer el viernes, en Guanajuato capital, se celebran varias cosas, los ateos e incautos le llaman el día de las Flores, los religiosos lo conocen como el día de la Virgen de Dolores, ahí usté escoja marchante. Yo solo le digo viernes 14...pff!
Es un día de esos tradicionales de los pueblos de provincia donde la gente se pone hasta su madre acompañados de gente que viene de todas latitudes y atiborran el centro de la ciudad, el cual desde el jueves esta tapizado de flores y puestos de todo tipo, al día siguiente se van familias enteras (o lo que resta), parejas, grupos de amigos, todos a desayunar o por lo menos a intentar conseguir mesa en algún restaurante.
Los varones (por lo general) regalan flores a las varonas y varonesas (las flores alcanzan precios como del día de las madres (hasta la madre de altos) , además de que aplican el típico, "como se ve le cobro".
Es un día lleno de borrachos y buena vibra donde el saldo siempre es blanco a pesar del estado etílico de la mayoría de los peatones y conductores.
En este singular día fui a una bar, un par de fiestas, antros y todo donde hubiera buen ambiente, ya después de las 4am me dedique a comer gorditas de "Doña Vicky" (la cual merece un Post) y ya en estado muy avanzado de alcohol (más de 500ml de Whiskey y demás) me dediqué a vagar sin rumbo fijo, saludando a conocidos que encontraba por las ruas enpedradas de mi pueblo.
¡Qué bonito es vagar mientras tienes una alfombra de flores y un olor a rosas frescas por una ciudad como Guanajuato, mientras ves el amanecer y comer Gorditas compulsivamente!
*Este Post no esta patrocinado por la secretaria Turismo
Acababan de terminar de tener un sexo majestuoso.
Él se reclino y prendió un cigarro.
Ella lo abrazo. Le dijo que lo quería y le pregunto si ya andaban.
Él la ignoró.
Con una cara extrañada la miro a ver y se sentó en la cama.
Ella con una cara de incredulidad, cubrió su cuerpo desnudo,
Él tomó el teléfono y llamó a un taxi.
Boquiabierta y exaltada le preguntó qué hacía.
Él llamó a un sitio y sin escucharla dio su dirección. Tomando su cartera le dio un nuevo y reluciente billete de mil pesos.
Ella le dijo que no sabía que los taxis cobraran tanto.
Él levantó los hombros y se volteó hacia otro lado y le pidió que se vistiera.
Enojada y gritándole le dijo que no quería su dinero, que lo odiaba y que nunca más lo quería volver a ver. Se cambió tan rápido como pudo y salio del departamento.
Él, complacido mientras recogía el dinero pensó:
–Por lo menos no tuve que pagar el taxi y me saló gratis –
Cerró los ojos y se volvió a dormir.