martes, 11 de marzo de 2008

Delirios de Madrugada

Su corazón era sombrío y delirante, capaz de hacer llorar a cualquiera, y sin misericordia beberse sus lágrimas.

En cambio el mío altivo y sagaz, sucumbió vencido y a fulgurosa merced del tuyo.

En la oscuridad alguien murmuró…

- Esas cosas solo suceden por amor-

- ¿No me crees?- dijo cerrando sus ojos.

-Mírame a los ojos y lo creerás - concluyo.