miércoles, 20 de febrero de 2008

Hijo de tigre pintito.

En el éxtasis de mis 15 primaveras, la Directora de la Secundaría particular donde estudié, promocionalmente personalizada aunque ñoñísima y de reducido número de alumnos, llamó por enésima vez a mi Marde la causa: mi horrible conducta.

Ella, harta ya de este tipo de llamadas y aprovechando de que mi Padre recién llegaba de su último viaje de negocios aprovechó para que él se encargara del asunto.

Mi Pá, de no tan mala gana como yo esperaba, acudió a la escuela, mientras yo solo pensaba en la desgracia y el castigo que se avecinaba…

Al llegar mi Padre a la Dirección, la Directora lo llevo a tener una audiencia con la Maestra (y conmigo claro) que me acusaba de falta de compromiso, interés, respeto, entre otras muchas más… por sus cátedras y sus exámenes.

Eran las 11:30am hora del receso, en un salón de clases vacío, con la puerta cerrada, la Directora mirándome con repulsión y la Maestra con decepción, me sentía como criminal.

Recuerdo que tenía una pluma en la mano y la movía de un lado a otro la pasaba entre mis dedos, ansioso de que todo terminara…

Algo que me llamó la atención era que mi Padre estaba sereno y con un semblante afable y hasta por momentos escéptico.

Sin novedad en las acusaciones mi Padre preguntó:

-¿Bueno, pero entonces qué es lo que hizo ahora o exactamente porqué me llamaron?-

A lo que la maestra con voz que inspiraba un desprecio colosal, respondió:

Maestra:

-Una de las respuestas de su hijo a mi examen parcial, colmó mi paciencia. No es posible que su hijo tenga semejante actitud-.

-No entiendo- Respondió mi Pá con rapidez.

Después de dos segundos de silencio la Maestra suspirando:

Uno de los reactivos de mi Examen era ésta pregunta y comenzó a leer en voz alta con indignación:

-¿Qué entiendes por La Enzima “Cxhibolpante”? (O alguna cosas parecida que obviamente no recuerdo)


La Maestra casi gritando: -¿Y sabe lo que me respondió? ¡NADA!. –

A lo que mi Pá respondió: - ¿Nada?, ¿O sea que no escribió nada o cómo?-

La maestra añadió: -No, puso la palabra: “¡Nada!”

Mi Padre en tono de incredulidad y con tintes de burla:

-Pero Maestra si la respuesta a su pregunta es correcta, no entiende NADA por esa Enzima que usted le preguntó, creo que lo que esta mal es su redacción, espero que la próxima vez que me haga venir sea por una buena razón.-

Se levanto de la silla y se despidió de las maestras y de mí moviendo un poco la cabeza de derecha a izquierda y con una parcial sonrisa en su rostro.

Directora con el ceño (y algo más tengan por seguridad) fruncido.

-¡Que descaro!-

En ese momento con una sonrisa pensé, -Mi jefe es la pinche neta-.

Maestra:

-¡Hijo de tigre pintito!…ya vete a tu salón-.

Directora:

(…)

Con la frente en alto y con una sonrisa me retiré del “recinto de estudio”. Qué complacido recuerdo haberme sentido.