lunes, 4 de febrero de 2008

Cuando se aparece la muerte.

Había un silencio inmaculado en un gigantesco jardín el viento brillaba de mil colores, al cerrar los ojos descubrí como el latido de mi corazón era el único sonido de los alrededores. Al escucharlo mi mente se transportaba a otro lugar al génesis de mi vida… Cuado un latido de corazón era todo, cuando me arrullaba y me mantenía con la esperanza de un día nacer. Pero.

Al abrir los ojos me doy cuenta de la penumbra de mi soledad, es el mismo jardín ahora sombrío. Por alguna razón no me altera para nada, comienzo a caminar sin rumbo definido y te encuentro a ti, impasible como siempre, hermosa y mortal. Disfrazada de muerte con olor a sangre y la mirada vacía.

Al mirarme a los ojos siento como me congelas, es un frió tormentoso de adentro hacia fuera el cual deriva escalofríos por mi espina dorsal. Ya no tengo miedo. Es el final.

Poco a poco el latido de mi corazón se vuelve más tenue, más lento… hasta que se disipa por completo.

Me dejo llevar, siento que mi cuerpo se disuelve, cada vez lo siento menos.

Cada paso que das en dirección hacia mí, destruyes toda vida que te rodea.

Mi corazón ya no late, siento como mi alma sale de mi moribundo ser, cayendo lentamente te dedico mi última mirada, sonriendo te despides de mí.

Me dejas morir, ese es tu trabajo para eso fuiste creada, eres una ilusión, una verdadera aberración.