Aparecí y se hizo guardar el silencio, entré por la puerta del café, ensimismado, sin notar que todo hombre y mujer que había en el establecimiento me miraba, al darme cuenta de la situación sin inmutarme y con una pizca de cinismo me senté en el primer sofá que encontré, saqué mi Laptop, el mesero tartamudeando y con una sonrisa maltrecha en su rostro me peguntó que era lo que quería de beber…al responder me di cuenta que estaba desnudo, fue ahí cuando escuche una sirena, era la alarma del despertador… que una vez más me salvaba de mis impúdicos sueños de exhibicionismo cafetalero.