Recuerdo bien aquella noche, donde tu vestías una blusa verde manchada de ilusiones y atiborrada de hermosura inmaculada, yo... de negro.
No solo me mi camisa denotaba el color de mi alma o de mi exasperación que colmada con sentimientos inútiles se marchitaba poco a poco en esos últimos meses… que placido es ver convertida mi vida y mi alma, en una mezcla sabrosa de sentimientos de calidad inigualable, de sentir que el pasado fue una farsa, de percibir un presente perfecto y un futuro lleno de felicidad. Que bien se sienten las gotas de rocío revivir una flor marchita, una rosa negra que con un par de gotas se llena de color y de vida.
A veces me pongo a pensar en que desde aquella noche, mi vida entera tiene un estándar diferente.
Ahora se lo que es amar y ser correspondido, los días venideros tienen el éxito garantizado.