viernes, 8 de julio de 2011
martes, 19 de abril de 2011
Ontem, Hoje e Sempre
Ayer todavía te tenía en mis brazos,
Hoy solo queda tu perfume que lentamente se esfuma de mi ser,
Ayer todavía tenía tu risa,
Hoy ya solo queda el último eco agonizante,
Ayer tenía tus abrazos delicados,
Hoy solo resta la inercia distante que sutilmente claudica,
Ayer todavía tenía tus ojos negros,
Hoy se difumina como en las fotos sepias de la abuela,
Ayer tenía tu amor eterno,
Hoy es más fuerte que ayer a pesar de la distancia,
Hoy y mañana soy y seré feliz por tenernos plenos... y no puedo dormir de la emoción de que así será por siempre...
-Te Amo.
viernes, 8 de abril de 2011
Del Cielo al Infierno...y de regreso...
Caminando en la vida me di cuenta que es fácil pasar del cielo al infierno en unos cuantos pasos…
Las religiones hablan siempre del cielo y del infierno, conceptos que casi todos tenemos claros, conceptos humanizados del bien y el mal; puro y obediente a dichos dogmas que parecen inequívocos e inamovibles a sus valores o antivalores.
Así me he dado cuenta que mucho de ese sentido filosófico entre estas expresiones extremas ya sean del “bien o del “mal” están simplemente entre nosotros, cabalmente unidas al día-día que se transforma en cualquiera de estos. A veces incluso las transiciones nos llevan más allá, tan allá que pasamos por el limbo de donde al salir caemos nuevamente en el juego del cielo al infierno en un solo paso, comentario, acción o reacción, todo esto fraguado en un sentido mundano de la percepción misma de los hechos que turbados por nuestros pensamientos y sobornados por nuestro juicio conllevan en la vida misma.
Por en cuanto y fiel a este pensamiento las transiciones carnales, diurnas o nocturnas durante nuestra vida terrenal son tan vastas y tan peligrosas como caer en aquel averno que nos imaginábamos en catecismo.
martes, 8 de marzo de 2011
viernes, 4 de marzo de 2011
The future is now!
Tal vez lo soñé,
tal vez alguna vez creí en la posibilidad de imaginar el éxtasis convertido en realidad,
de la intangibilidad de un sentimiento autónomo y único aunque definido
y a la vez distinto, que se matiza en originalidad y deslumbra con vivacidad pura...
Que se unifica en criterios compartidos siendo casi palpable.
Muchas veces en el pasado diversas fuentes cruzaron mi camino,
confundiendo los ciclos, atormentando lo sagrado;
distorsionando la realidad misma y creando falsos parajes de energía que claudicaron como soplos finitos,
limitados por su propio ser.
Invencible y transformado, todo cambió, reverdeció y se fortificó.
Aquellas ideas y sueños se quedan infinitamente cortos
con lo que vivimos en el presente y a lo que nos transformaremos en el futuro,
evolucionando día a día, lustro a lustro y eternamente...
martes, 22 de febrero de 2011
Momentum
Mi corazón se marchitó, mi alma se evaporó y mis intestinos explotaron.
Así en un segundo la vida se me fue… sólo había silencio y se bajó el telón,
y mis ojos se derritieron con mi futuro.
Prácticas y mortales fueron tus palabras, inoportunas tal vez las mías y todo fue caos.
Así fue como lo perdí todo, pero ahora ya no importa nada.
Ya no siento, no pienso y por lo tanto no vivo.
Como el polvo que se lleva el viento, así se llevó mis palabras junto con las buenas intenciones.
Convirtió en pretérito mi futuro y me arrolló entre las patas a galope tendido.
Si pudiera llorar sería lo último que haría,
así que sólo me resta morir esclavo de mis consecuencias.
Por un momento mi vida desapareció...
Aunque sólo fue por un momento.
jueves, 13 de enero de 2011
El triunfo del amor.
Él recién llegaba a esa estación, venía a bordo de un tren sin frenos que por pena de los dioses no se había estrellado unas cuantas millas antes. Bajó del tren y lo primero que pensó fue en respirar, en aclarar su mente y su corazón, en reconocer que cuando él compró el boleto de aquel tren no podría haber sabido de su estado, por lo que no le restó más que sentarse a meditar en la misma estación.
Su primera visión fue inolvidable: ella vestida de conductora de tren, sonriendo, honesta y feliz, formada en la fila del tren que cambiaría sus vidas; él sin reparar en nada más, inmediatamente se dio cuenta de quién era ella: no era sólo una conductora de otro tren, era el amor de su vida.
Tardó unos cuantos segundos en recobrar el aliento, nunca sabrá cómo lo supo, sólo que podría matar y hacer todo lo posible por nunca dejarla ir.
Ella en cambio dudó unos minutos, recordó los grandes momentos y el largo viaje que había transcurrido para llegar ahí y recordó que gracias a eso se había convertido en lo que era ahora, y que sin un antes, no había un después…
Y luego se besaron, mientras a ella se le encharcaban las pupilas y a él se le incendiaba la mirada.
Con la fuerza de un choque de trenes y casi en cámara lenta, suave y sin prisas se decidieron amar. Sin más, se propusieron no dejarse ir y ser felices; reír, compartir y como la mejor de las máquinas y el mejor de los vagones, no detenerse nunca.
martes, 4 de enero de 2011
Dejarse fluir...
Ella era la más hermosa de las olas, curvas perfectas, de refinado color turquesa y espuma blanca como la arena que al sol brillaba en el océano como diamantina...
Temerosa nunca jugaba con las otras olas a la orilla del mar, ya que alguna vez y durante años lo intentó y cansada de estrellarse una y mil veces en contra de las rocas de aquel impasible acantilado, revolcada, salina y burbujeante se retiro mar adentro y juro no volver a la orilla jamás.
Fue un día casi común, cuando un pescador la encontró, ahí alejada de la playa confinada a un sueño eterno donde dormía plácida y sonriente.
Sin prisa el pescador la observaba delirante sin ganas de apartarse nunca de aquella orilla donde la ola se paseaba de día con brillantez y de noche con resplandores plateados de profundidad infinita.
Pasó el tiempo y lentamente la ola se transformó en Sirena y así al fin acompañó al pescador en sus aventuras bajo la luna llena a mar abierto...
Finalmente llego el momento donde ambos decidieron dejar la playa y perderse en el horizonte que sumerge a los 7 mares, nunca nadie volvió a ver al pescador, pero su risa y la de la Sirena acompañan a los barcos perdidos en alta mar, desde la alborada, al ocaso...